Entre sangre y espinas
Mientras la tierra gira, la noche se va aclarando, de a poco y sin prisa para que pueda en la penumbra distinguir mis manos vacías, esas que daban amor y que de tanto juzgarlas se transformaron en garras que asemejan a las astillas que se clavan en mi alma. Me siento atascada en el tiempo, con la mente enajenada, viviendo en una parcela de espinas que lastiman mi piel y desangran mi alma. El aire fresco no llega, me siento oprimida tratando de comprender en que estoy involucrada. Soy esclava del tiempo y me encuentro agotada, mis ímpetus van decayendo y ya no hay brillo en mi mirada que se tropieza y se siente sofocada por las miradas ajenas que no perdonan nada. Tantos y tantos me juzgan apresurados comparando mi vida parámetros de su propia realidad basadas en su pasado, tratando de justificar lo que no se puede razonar.
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